jueves, 27 de febrero de 2014

PUENTES DE LA PATRIA GRANDE

Puentes de la Patria Grande

Espacios públicos de tres ciudades (Quito, Montevideo y Buenos Aires) convertidos en aulas de cultura y participación popular.


En Quito, el Parque Chilibulo-Huayrapungo (320 hectáreas); en Montevideo, el Parque Público Punta Yeguas (113 ha); y en Buenos Aires, el Parque Avellaneda (40 ha). Tres parques al sudoeste, en tres ciudades latinoamericanas, tres espacios verdes que aún no aparecen en los mapas a los que acceden los turistas. Sin embargo, hay quienes tejen redes para vincularlos, defenderlos y darles visibilidad, fortaleciendo estos tiempos del renacer de la unidad en Nuestra América. Vecinos ciudadanos, instituciones, trabajadores, gobiernos locales y organizaciones comunitarias sostienen un trabajo de más de dos décadas que a través de la gestión asociada y la planificación participativa, logró recuperarlos integralmente. Planificación multidimensional del espacio público, regional, cultural, educativa, ambiental, histórica. Grandes superficies de patrimonio natural, cultural, tangible e intangible, en sus respectivas ciudades.
Con sus diferentes particularidades, los tres parques son públicos y expresan la dinámica de la participación popular en la cogestión. En estos procesos, eminentemente participativos, los gobiernos locales sólo algunas veces acompañan la gestión. En otras, como en Buenos Aires, la obstaculizan buscando hacer desaparecer lo construido. Los tres parques, además, atraviesan diferentes problemáticas: invasiones irregulares, privatizaciones, edificaciones inconsultas, desvalorización de los espacios de gestión. Desafíos para el Estado y la organización popular que muestran lo público como otra puerta de acceso a la política. En Quito, Montevideo y Buenos Aires, estos parques donde la naturaleza aflora, constituyen espacios educadores, territorios de aprendizajes significativos y transformadores, de preguntas y descubrimientos, de trabajo colaborativo y solidario. Familias, docentes y estudiantes de los cerros quiteños, de las playas montevideanas, de la llanura y las cuencas urbanizadas porteñas cuentan con verdaderas aulas a cielo abierto. Allí florecen la interculturalidad, las ciencias de la vida, el arte, los medios de comunicación, el juego y las capacidades creadoras. En estas aulas, a través del respeto a la diversidad y el reconocimiento de las raíces, los niños, niñas y jóvenes valoran la vida, la construyen, se sienten parte vital de Nuestra Tierra. 
Estas experiencias buscan contribuir a la creación de un mundo en el que cada persona tenga la oportunidad de desarrollar todo su potencial. Un mundo de relaciones económicas solidarias, de comunicación fraterna y en paz. Las similitudes del trabajo en los parques dan cuenta de una matriz común en un territorio hermano. Evidencian raíces y sueños comunes, que se ponen de manifiesto en la cultura popular de nuestra Latinoamérica. La red de parques educadores es abierta, flexible, humanizante, participativa, respetuosa de las propias identidades e historias. Se enriquece de las experiencias compartidas, potencia proyectos y dialoga para aprender de las diferencias. Experiencias que crecen al calor de la comunidad, con sus propias certezas y proyecciones. Otros espacios, que seguramente ya existen, como el Parque Federal en Santa Fe, se irán sumando.
Hoy vemos cómo en Nuestra América se suceden procesos desestabilizadores. Venezuela es, esta semana, una evidencia dolorosa y contundente. Por esto, consideramos urgente multiplicar los puentes que unan, den visibilidad y convoquen a construir redes entre las más diversas experiencias participativas y populares, para fortalecer la Patria Grande, cada vez más unida y libre.  «
 
*INEPE (Quito) / PPPY (Montevideo) / PPGA (Bs. As.)

martes, 25 de febrero de 2014

LA EXPANSIÓN GEOGRÁFICA DE LA CIUDAD

Damos difusión a la nota del diario La Capital de Mar del Plata, del día miércoles 12 de febrero de 2014.


La expansión geográfica de la ciudad será un tema central en el debate del nuevo COT

La discusión del nuevo Código de Ordenamiento Territorial incluirá, entre otros temas, el debate sobre cuál debería ser en el futuro la dimensión del área urbana dentro del partido. Distintos estudios aconsejan consolidar una ciudad más compacta, densa y eficiente.
por Gabriel Coronello Aldao
La decisión de poner en marcha a partir de este año un debate legislativo tendiente a reformar y actualizar el Código de Ordenamiento Territorial vigente desde 1979, abrirá la discusión sobre múltiples variables vinculadas a la ocupación y el uso del suelo dentro del Partido de General Pueyrredon. En este contexto surgirá la disyuntiva de si resulta necesario fijar o no criterios que permitan establecer límites para la expansión geográfica de Mar del Plata y de Batán.
Con una superficie total de 146 mil hectáreas, dentro del partido el área urbana ocupa casi 12.500. Dentro de ellas es donde se concentra más del 95% de la población, por lo que definir lo que suceda en ese espacio se presenta como un desafío central.
Entre otras cosas se deberá resolver si el nuevo COT admitirá que el área urbanizada de General Pueyrredon siga creciendo, o si por el contrario, se establecerán medidas que le pongan freno a este fenómeno.
Diversos estudios señalan que lo más recomendable sería fijar desde ahora límites claros que impidan que la ciudad continúe expandiéndose, aún cuando su población crezca.
El Plan Estratégico, cuyas conclusiones acaban de ser presentadas esta semana, menciona por ejemplo la necesidad de que el COT esté orientado a concretar "el modelo de ciudad sustentable". Es decir, que se fijen pautas que permitan que en vez de crecer de un modo descontrolado, el ejido urbano de Mar del Plata no exceda demasiado sus proporciones actuales.
Por otro lado, un estudio realizado en el marco de la Iniciativa de Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo -elaborado por la consultora Geoadaptative- estableció cuál sería la diferencia entre permitir que la "huella urbana" siga expandiéndose de acuerdo a la tendencia natural de las últimas décadas, o en cambio, adoptar un conjunto de medidas "inteligentes" con estrategias de sostenibilidad y de protección de la infraestructura verde.
Dos pronósticos
La diferencia entre uno y otro escenario es clara. Mientras que en el primer caso la superficie de Mar del Plata se ampliaría convirtiendo en urbanos a sectores rurales generando múltiples conflictos, en el otro se obtendría una ciudad mucho más compacta y más simple de administrar, aseguran los expertos.
En este marco la modificación del COT aparece como una discusión central ya que, entre otras cosas, esta norma establecerá para el futuro un conjunto de disposiciones claves. Por ejemplo, determinará qué tipo de usos se podrán realizar sobre el territorio -residenciales, agrícolas, industriales, comerciales, etcétera- a la vez que marcará pautas para las edificaciones, indicando por ejemplo, alturas y densidades.
De todos modos, el control de la huella urbana no dependerá únicamente de lo que se establezca en el COT, más allá de que en este sentido, se trate de una norma esencial. En rigor, el manejo de este tema dependerá también del diseño y de la implementación de otras normas y medidas vinculadas a, por ejemplo, la provisión de servicios, desarrollo de infraestructuras o el rediseño del sistema de transporte, entre muchos otros factores.
Según pudo comprobarse a través del estudio realizado por el BID mediante el análisis de imágenes satelitales, entre los años 1985 y 2001 la huella urbana del Partido creció casi un 10%, pasando de una superficie total de 11.400 a 12.400 hectáreas. En cambio, entre 2001 y 2011el crecimiento fue prácticamente nulo, de sólo 0,15%.
En este proceso, el partido perdió 314 hectáreas de espacios abiertos, 893 de áreas de cultivos y campos y 16 hectáreas de humedales boscosos.
De cara a 2030 existen dos pronósticos bien definidos y documentados, según surge de los análisis realizados por el BID. Lo cierto es que también este organismo advierte sobre las consecuencias que tendría no acordar desde ahora pautas que regulen la expansión geográfica, y que a la vez, mejoren la calidad de vida dentro de la ciudad para que pueda ser habitada por una mayor cantidad de personas sin que esto signifique un problema.
De acuerdo a las conclusiones que arrojaron estos trabajos, aún teniendo el mismo número de habitantes en uno o en otro escenario, siempre sería más ventajoso que Mar del Plata no continúe ampliando sus fronteras urbanas.
Es que si en cambio la ciudad se siguiera expandiendo hacia los suburbios como lo vino haciendo hasta ahora, el municipio tendría que afrontar mayores costos para la provisión de servicios de infraestructura básicos (pavimento, agua, saneamiento) mientras que la vida cotidiana de la población podría desmejorar y convertirse en más cara al tener que recorrer mayores distancias físicas para acceder a los trabajos o servicios de salud, educación o recreación.

miércoles, 19 de febrero de 2014

DÉFICIT HABITACIONAL

Compartimos nota publicada el DOMINGO 16 DE FEBRERO DE 2014 en el suplemento cash del diario página 12.

Déficit habitacional







Por Raúl Fernández Wagner *
En la escena política y social, en estos días confluyen dos debates que es urgente relacionar. Por una parte, el de la inclusión de la función social de la propiedad en la reforma del Código Civil y Comercial (con media sanción en la Cámara de Senadores y tratamiento inminente en la Cámara de Diputados) y por otra parte, la profunda crisis habitacional en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Crisis que las organizaciones y los colectivos sociales que sufren graves penurias habitacionales denuncian como un despropósito, dada la existencia de una gran cantidad de viviendas vacías.
Pues efectivamente en la CABA, el último Censo Nacional de Población y Vivienda (realizado en octubre de 2010) sorprendió con datos muy abultados de viviendas vacías, que promedió el 24,91 por ciento. Más allá del sorprendente 39,84 por ciento de la zona central que seguro tiene departamentos que son oficinas, los distritos residenciales más tradicionales, como Recoleta (34,50 por ciento), Palermo (29,47), San Cristóbal y Balvanera (25,20), tienen un alto registro. Lo mismo que Belgrano, Colegiales y Núñez (24,58) y Caballito (21,85 por ciento). Habiendo cinco comunas más que rondan de 18 a 20 por ciento, e incluso los barrios populares del sur cuyas dos comunas tienen no menos del 17 por ciento de viviendas vacías. Es decir que en la CABA, de 1.425.840 viviendas censadas, hay 340.975 vacías.
Si se recuerda que el informe Buenos Aires sin Techo de la Legislatura de la Ciudad (realizado en 2007) y del análisis de los datos censales de 2010, los hogares –que se pueden considerar que habitan en condiciones deficitarias– rondan la cifra de 140 mil. Es decir que las viviendas desocupadas en la CABA superan dos veces y medio el déficit.
La propiedad es un derecho y la propia Constitución de la CABA garantiza su inviolabilidad, pero al estar concebido en forma absoluta, naturaliza que un propietario –en el pleno ejercicio de la propiedad– pueda decidir no usar la vivienda.
Propiedad
La función social de la propiedad reconoce la existencia de un límite en el derecho de propiedad, cuando su ejercicio perjudica a terceros. Esto es lo que ocurre cuando una vivienda no se usa. Se perjudica a otros, al colectivo social urbano. Lo cual, dada la forma en que la vivienda se modula en el espacio urbano y las características particulares de la localización de las personas en éste (en relación con los servicios requeridos) tendrá enorme gravitación en las oportunidades para el desarrollo de la vida. Por lo que no ocupar la vivienda es una práctica habitual que implica una “retención especulativa” que vulnera derechos de otros habitantes (de localización, de costos de habitar, de relación con la economía urbana).
En Argentina predomina el paradigma de política pública que, si existe un “déficit”, el Estado debe construir más viviendas, pero no regular los mercados de la vivienda (y el suelo). Entonces el problema siempre se reduce a cuestiones de financiamiento y/o de ejecución de programas de construcción. Por lo que a la manifiesta desigualdad socioespacial –que el Censo expresa– se plantea como solución agregar más viviendas a un parque que mantiene la cuarta parte ocioso.
En varios países de la Unión Europea, la vivienda vacía se considera un serio problema urbano, económico, social y medioambiental. En esta concepción –la función social de la propiedad– significa que el derecho propiedad es un derecho-deber y por lo tanto afectado en relación con el interés general. Pues la vivienda vacía, en tanto constituye una externalidad colectiva, demanda que la actuación del Estado centre el foco en evitar que este fenómeno se produzca, y así propender a equilibrar la relación entre población y vivienda, asegurando una ocupación plena y por lo tanto evitando la especulación.
La ortodoxia del Estado social y democrático de derecho europeo, con constituciones que establecen que toda propiedad está orientada a su función social (en los hechos concretada por las leyes y disposiciones de política pública) ha propuesto abordar esta cuestión mediante dos grandes tipos de medidas:
1) La penalización de la permanencia voluntaria en desuso; y 2) el fomento público de su rehabilitación, alquiler o venta.
Ejemplos
Para un país como Suecia –que ha tenido una sostenida política social de vivienda basada en la desmercantilización de una parte del stock–, la existencia de viviendas vacías implica un aumento del gasto para los municipios. Pues ello incrementa el precio oficial de los alquileres de la vivienda protegida; como estos alquileres están garantizados por las autoridades locales (siendo los municipios los que pagan la diferencia entre el precio oficial y el social abonado por el inquilino), por lo cual el aumento de viviendas privadas vacías implica un mayor gasto en alquiler público para los gobiernos locales. Para evitarlo, ellos ofertan viviendas en alquiler más baratas (pública propia o concertada privada) para poder reducir el número de viviendas vacías y sus costos presupuestarios, y llegado el caso –como medida extrema– demuelen las viviendas vacías cuando son edificios enteros.
En Dinamarca es aun más extrema la acción pública, pues desde mediados del siglo pasado en los municipios de mayor tamaño se imponen multas a los propietarios de viviendas que las mantengan vacías más de seis semanas. Las cuales de hecho, se pueden imponer simplemente por no informar al municipio cuando una vivienda lleva más de seis semanas vacía.
En los Países Bajos, hay –como en casi toda la UE– importantes subsidios públicos para que personas o familias hagan frente a sus gastos mensuales de alquiler (privado o público); al tiempo que hay numerosos programas de ayudas públicas a la rehabilitación de viviendas destinada a su posterior puesta en alquiler. La legislación que consentía la ocupación de viviendas vacías (en forma legal) y su devolución al propietario, si demostraba que ésta no volvería a estar vacía (pudiendo ponerla en venta o alquiler) cambió a partir de 2010. Pues fue muy polémico que el hecho de no poder expulsar (al okupa) o los acuerdos arrendaticios con éstos también influenciaban en el aumento de la oferta en alquiler. En octubre de 2011, la Corte Suprema sentó precedentes con un fallo en el que sólo se puede desocupar un inmueble siempre y cuando sus ocupantes tuvieron el debido proceso judicial.
En el caso de Francia, existen dos tipos de medidas públicas para favorecer el alquiler de las viviendas vacantes. Por una parte, hay subvenciones y desgravaciones fiscales para los propietarios privados de vivienda vacía que la rehabiliten y pongan posteriormente en alquiler; y por otro lado se obliga a alquilar a las entidades sin ánimo de lucro aquellas viviendas sociales mediante la modalidad de alquileres concertados con las administraciones públicas.
Además se cobra un canon sobre viviendas vacías en las ciudades de más de 200.000 habitantes, cuando la tasa de vacancia sea superior a la media. El dinero recaudado se destina a un instituto público que rehabilita viviendas. La tasa es del 10 por ciento del valor catastral de la vivienda el primer año, el 12,5 por ciento el segundo y 15 por ciento el tercero y posteriores. En Francia se realizan requisas gubernamentales de viviendas que lleven más de 18 meses vacías y cuyos propietarios –sólo personas jurídicas– no hayan puesto medios para alquilarlas en municipios en los que haya necesidad de vivienda en alquiler de precios moderados. Requisa que podrá extenderse a 12 años.
En el caso de Alemania, para las viviendas vacías y deterioradas, se obliga a los propietarios a realizar trabajos de rehabilitación; en caso de incumplimiento, caben las multas, la administración sustitutiva de la vivienda por el Estado (alquiler forzoso) e incluso la expropiación. En municipios con más del 10 por ciento de viviendas vacías, la Administración procede a demoler las viviendas vacías que no se pueden alquilar, siempre que lo que esté vacío y no sea alquilable o sea un edificio entero.
En el caso del Reino Unido existe una Agencia Estatal de la vivienda vacía, que impulsa a los municipios a reducir el número de viviendas vacías, y media entre éstos y los propietarios privados de viviendas. Ello tiene por función movilizar el parque inmobiliario existente y evitar que se deterioren los barrios. Existen incentivos fiscales para los propietarios privados por la compra y rehabilitación de las viviendas vacías y además existe un presupuesto público dedicado a comprar viviendas privadas vacías para ponerlas en alquiler social.
Existen penalizaciones impuestas a los propietarios que mantengan voluntariamente vacías sus viviendas, por parte de las autoridades locales, quienes están obligadas además a publicar anualmente información sobre el número de viviendas privadas vacías. Llegando los municipios a que se efectúe el alquiler o venta forzosa de las viviendas privadas que lleven más de seis meses vacías, salvo que sea una segunda residencia, su propietario esté enfermo o recién fallecido y se esté tramitando la herencia, esté trabajando en otra ciudad o la utilice de forma esporádica. Esto alcanza a unas 600 mil viviendas en Inglaterra.
Esta experiencia europea muestra la necesaria articulación con la planificación y la existencia de límites al ejercicio de los derechos individuales sobre los bienes, para así posibilitar la ampliación de los derechos (socioespaciales) sin afectar el de propiedad en sí, sino condicionándolo a una relación armónica en simultáneo con el interés social y colectivo.
En el caso de la CABA, el enorme volumen de viviendas vacías hace necesario tener en cuenta el artículo 27 de su Constitución, que establece el desarrollo en forma indelegable de una política de planeamiento y gestión del ambiente urbano integrada a las políticas de desarrollo económico, social y cultural, y específicamente el artículo 31 que (muy vagamente) auspicia la incorporación de inmuebles ociosos.
La profunda inequidad social y espacial de nuestras ciudades demanda que el deber de ocupación derivado de la función social de la propiedad constituya un principio fundamental para un desarrollo más justo
* Profesor de la UNGS y miembro de Habitar Argentina.